martes, 28 de febrero de 2012

La olvidada







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Comienzo a despedirme de mí misma
otra parte de mi yo muere,
me desvanezco en tu olvido.

Me despojas de mi compañero de viaje,
del camino que construimos con piedras, 
supuestamente indestructibles.

Robas mi ego, mi alegría, mis ganas de vivir.

Desaparecen los días soleados, 
las canciones que compondríamos,
las risas que se tornarían contagiosas,
las lágrimas que compartiríamos,
el septimo arte que recordaríamos como nuestro.

Destruyes mi alma, 
mi espíritu aventurero,
mis sueños eróticos,
mis miradas cómplices,
mi pasión.

Renace el dolor tan temido,
el miedo al miedo
y a no despertar,
o a despertar.

Vuelven las lágrimas furtivas,
los compases tristes,
la soledad acompañada, 
el largo dia que no pasa,
mientras la vida acaba.

Y la muerte llega a mi cama.



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Sólo preciso de un momento
para mirarte a los ojos 
y decirte silenciosamente
que te quedes conmigo.




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Trastos viejos, libros sin leer,
ropa pasada de moda.

[Humo y más humo...]

Platón dormido en la cama,
 velas apagadas, 
fotos en blanco y negro.

[Humo y más humo...]

Klimt, Alicia encadenada
y el país de las putas maravillas.

[Humo y más humo...]

Neuroticismo y los cinco grandes,
la red vacía.

[Humo y más humo...]

Braga, Oporto, Sevilla
y la distancia.

Humo y más humo...
me acompañan.





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"Vienes, vas, te encuentras y vuelves a perderte.
Y así vivimos: tú viajando y yo...
esperando"




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Perdida entre el oleaje,
revuelta en medio de la mar furiosa.
Alivida por el amor incondicional
del pequeño ladrador,
siempre orgulloso de que le pertenezca.

Siento profunda soledad,
acompañada de una multitud que grita,
sin decir nada.

Muero si pienso,
muero si olvido.

En el lugar donde el tiempo se detiene, sin ti.
Sin ti, no hay razones que me ayuden 
a despertar del sueño.

Sin ti, no hay luz que ilumine mi oscuro pensar,
no hay música para bailar un vals, o un rocanrol.

Sin ti, el camino se desvanece 
para dar paso al infierno mas temido.

Mi rumbo sin brújula te persigue,
te persigue hasta el abismo,
sin mirar atrás.

Contando los segundos que restan
para que el milagro suceda de nuevo,
para que nuestra mirada sea olhar,
nuestro beso sea beijar
y nuestro abrazo, abraçar.



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"Te bebo para recuperar el agua que derrocho al llorarte."




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